Guayana
Esequiba: ¿De cuál potencial petrolero presume el gobierno guyanés?
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Asesor de la Comisión de Defensa del Esequibo y la Soberanía Territorial
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Desde hace bastante tiempo, estamos pagando con
creces (y con cruces) la vergonzosa situación en la cual nos encontramos; por
el hecho de haber escorado (y atado), prácticamente, la vida de nuestro país al
petróleo, de manera casi absoluta.
Siguen siendo determinantes los ingresos por
concepto de venta del mencionado recurso, para casi todo como factor de renta.
Dicho de otro modo, fuimos tan “estúpidos e
incapaces como país” que recostamos la economía de Venezuela absoluta e
ilimitadamente de los proventos petroleros. Todo lo demás quedaba a las orillas
y marginados.
A lo largo de nuestra historia contemporánea
(con la “aparición” del petróleo, como recurso aprovechable) las iniciativas
programáticas y todo cuanto se decidía (y se decide) emprender para el
desarrollo de la Nación, quedaba (y queda) sujeto y condicionado a los ingresos
dinerarios (divisas de todo tipo contante y sonante), como resultado del
proceso de mono exportación de tal elemento fósil que nos prodigó la
naturaleza.
Acaban de cumplirse 100 años del reventón
histórico en la hacienda Los Barrosos.
Para una mejor precisión sociohistórica,
diremos que, en la madrugada del 14 de diciembre de 1922, los lugareños del pueblito
La Rosa, cerca de la empobrecida Cabimas, estado Zulia, quedaron perplejos y
sobresaltados; por cuanto, no comprendían lo que estaba sucediendo.
Al principio sintieron una especie de
movimiento sísmico; luego, un estruendo.
Muchos vecinos llegaron a pensar que se trataba
de un terremoto; sin embargo, ese grupo avecindado de pobladores fueron testigos
de una “cosa rara” que brotó de las entrañas de la tierra, en los predios de
Los Barrosos.
Apreciaron una lluvia negra, un betún (vocablo
que después sería de uso común); pero al principio decían es “una agua negra y
viscosa” que se eleva como un chorro a sesenta metros de altura.
Quienes hicieron las crónicas de tales
acaecimientos relatan que los trabajadores de la Shell demoraron varios días en
controlar con una válvula la potencia del incontenible líquido que cada vez
brotaba con más fuerza.
Dicen que los dueños de la hacienda Los
Barrosos estaban asombrados y recelosos; porque ese pozo estuvo arrojando unos
100 mil barriles diarios de crudo día y noche, que se terminaron desperdiciando,
pero que sirvió para develar el tamaño del yacimiento y su importancia.
Acontecimientos similares – en mayor o menor
proporción-, y con otras circunstancias se suscitaron en varias regiones de
Venezuela; con lo cual podemos enfatizar que a lo largo del siglo XX se fueron
emprendiendo nuevos y precisos descubrimientos; exploraciones tecnificadas y
sostenidas explotaciones que le confirieron a nuestra nación la merecida
categoría de país petrolero y la ocasión de hacerse cofundadora de la OPEP.
Dejamos sentado ante el mundo que La condición
de Venezuela de país petrolero no es un artificio de ayer para hoy; una
sospechosa invención para coquetear con las transnacionales o una caricatura
económica para justificarnos por el asunto litigioso que se dirime por ante la
Corte Internacional de Justicia.
En nuestra asistencia a las universidades
venezolanas y a algunas instituciones públicas y privadas para atender algunas
invitaciones académicas, con la finalidad de dictar conferencias --cuyo eje
temático estriba siempre sobre la Guayana Esequiba-- se nos pide una opinión
objetiva, en cuanto a cómo es eso que Guyana nos puede llegar a superar en comercialización
internacional de petróleo.
Las respuestas a tales interrogantes las hemos
dado directas y contundentes, en estos términos: Guyana se ha burlado de
Venezuela, de muchas maneras.
Guyana ha irrespetado el contenido esencial del
Acuerdo de Ginebra de 1966, que limita a las partes en la contención litigiosa
por la Zona en Reclamación, a atribuirse soberanía y/o explotar unilateralmente
los recursos que en esa área se encuentran, hasta que haya una decisión
sentencial del Ente Juzgador de la ONU.
No satisfechos con todo lo que han esquilmado
hasta el presente en la Guayana Esequiba, luce vergonzosa la actitud de la
excolonia británica estar promocionando nuevas concesiones petroleras para el
próximo año, en lo que ellos han denominado “Proyecto Guyana 2023”.
A propósito, en recientes declaraciones, Irfaan
Ali, el presidente guyanés, expone:
“Están a subasta 14 bloques de petróleo en alta mar y que el Gobierno
espera otorgar nuevos contratos para fines de mayo del próximo año. La cuenca
de Guyana es considerada la de más rápido crecimiento del mundo, con recursos
estimados superiores a 25.000 millones de barriles de petróleo equivalente y
una reserva estimada superior a 11.000 millones. Esta ronda de licitaciones
permite al Gobierno de Guyana crear y administrar un marco fiscal y regulatorio
mejorado. Lo que buscamos hacer es tener el mejor resultado posible para
Guyana, dadas las lecciones que hemos aprendido. Hasta ahora, un consorcio de
empresas: Exxon, Hess y CNOOC son los desarrolladores de un bloque gigante
llamado Stabroek en la costa de Guyana. Buscamos un equilibrio para garantizar
que el país obtenga el mejor trato posible en términos de ingresos y, al mismo
tiempo, no asustar a los inversores”.
Esos incalculables recursos nunca han sido ni
británicos ni guyaneses. Esos recursos se ubican en la proyección atlántica de
la Guayana Esequiba, inclusive en el frente marítimo del Delta del Orinoco, que
no se encuentra incluido en el litigio.
Tenemos una justa reclamación centenaria, que
ahora se dirime en la Corte Internacional de Justicia.
Estamos
convencidos que tenemos todas las de ganar en la citada Sala Sentenciadora,
siempre y cuando la resolución a este pleito sea en justo y estricto derecho.
Poseemos suficientes elementos probatorios para
exponer y recursos para alegar que la Guayana Esequiba es nuestra jurídica,
cartográfica e históricamente.
Ha habido una ocupación abusiva de las
transnacionales, a partir de concesiones fraudulentas e ilegales que han venido
recibiendo de los gobiernos guyaneses; como las que se pretenden entregar en el
primer semestre del próximo año; todas impregnadas de añagaza económica.
Guyana no es un país petrolero. Esos recursos
no le pertenecen.
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