Guayana
Esequiba: sin errores disimétricos ante la Corte
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Asesor de la Comisión de Defensa del Esequibo
y la Soberanía Territorial
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos
de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Nos
encontramos ante un hito histórico disyuntivo. Estamos concernidos a demostrar
sin posiciones elusivas o reticentes – en plena unidad venezolanista, “hablando
el mismo idioma” -- un hecho de vital trascendencia para la vida de la nación:
esa extensión territorial, que hemos reclamado desde hace más de cien años,
siempre nos ha pertenecido; y tenemos enjundiosos documentos, de pleno derecho,
para demostrarlo – llegado el caso-- ante la Sala Juzgadora de las Naciones
Unidas. Nuestro discurso para pedir justicia tiene que ser unánime y simétrico
en todos los sentidos y sectores.
Sin embargo,
estamos obligados, primero, a esperar la decisión de la Corte sobre la
Excepción Preliminar que introdujimos en junio de este año. Del pronunciamiento
respectivo de la Corte se estructurarán nuevas estrategias de reivindicación y
restitución de lo nuestro.
El mencionado
Ente - en su fallo previo, sin ir al fondo del asunto—declarará si admite o
desestima la demanda de Guyana contra nosotros.
En todo caso
y frente a una u otra determinación jurisdiccional estamos preparados, en
absoluta solidaridad como país; para no incurrir en errores gravosos que puedan
causarnos mucho más daño, del que hemos arrastrado desde aquella fecha de
ingrata recordación, cuando se nos desgajó una séptima parte de nuestra
geografía nacional.
Entendemos
que las divergencias y diferenciaciones, al parecer condición casi natural de
los seres humanos, siempre van a aflorar por cualquier cosa; no obstante, la
presente circunstancia por la que atraviesa la patria nos obliga a pensar, con
bastante inteligencia: qué debemos hacer y bajo cuáles estrategias nos comportaremos,
uniforme y simétricamente, cuando la CIJ comience a conocer – según sea el
caso-- el fondo del litigio.
La unidad que
exhibimos al resto del mundo demuestra que somos dignos herederos de las
glorias y conquistas históricas de nuestros próceres e insignes libertadores.
Tal constituyente básico conforma la primera demostración de nuestra fortaleza
probatoria, con la cual procederemos a reivindicar todo ese inmenso costado
este que nos han usurpado.
Otro factor a
considerar, no menos interesante, es la toma de conciencia y el determinante involucramiento
de civiles, militares, estudiantes, académicos, políticos, empresarios,
obreros. Compatriotas de los distintos cuerpos sociales. De todos quienes
llevamos suficientemente acendrada la venezolanidad. Preparados para dar y
recibir –con transparencia— las informaciones que dimanarán, prontamente, desde
la Corte Internacional de Justicia, donde se comenzará a dirimir, conocer y
sentenciar la fase de fondo; siempre y cuando estimen la demanda, y procedamos
a consignar el Memorial de Contestación.
De llegarse
el precitado momento (y bajo concretas circunstancias), cuando se determine la
comparecencia de Venezuela, en el Alto Tribunal de La Haya, será densa y de
pleno derecho la alforja de Títulos (que no admiten pruebas en contrario) que
presentaremos para la examinación e investigación por parte del Jurado Sentenciador.
Nuestro
legajo de documentos dejará sentado válidamente que no hemos despojado nada a
ningún país, ni pretendemos hacerlo; y que el írrito y nulo Laudo Arbitral de
París, del 03 de octubre de 1899, ha sido siempre un inexistente y vergonzoso
adefesio jurídico que jamás debió considerarse como referente y menos asiento
jurisprudencial en el Derecho Internacional Público.
Prestemos
atención de lo que la contraparte ha venido haciendo – sin escrúpulos—en la
zona que reclamamos, con justicia-
En casi todos
los medios audiovisuales de Guyana ha aflorado, en los últimos meses, una
sibilina y machacona campaña de (des)información, cuyo contenido apunta a
hacerle creer a la población que habita en la Zona en Reclamación que Venezuela
no posee los recursos argumentativos probatorios de nuestra contención; y que,
por tales motivos, le habíamos estado rehuyendo al arreglo judicial, como “expedita alternativa” que ellos presentaron en la
Corte.
En ese mismo sentido,
estamos observando y analizando el despliegue inusitado en los canales
internacionales; también en los diarios de mayor circulación -- los de mucha
credibilidad y prestigio y los más leídos en el mundo-- la ilimitada propaganda
que el gobierno guyanés ha cancelado, con la finalidad de darse un barniz
favorable en torno al histórico caso del Esequibo.
Tratan de diseñarse una matriz opinática
acomodaticia.
Nosotros
tenemos abundante documentación para demostrar que fue el Imperio Británico que
nos usurpó y despojó, mediante las trampas y demás tratativas
políticas-diplomáticas urdidas a finales del siglo XIX, de 159.500 km2; incluso
tenían la aviesa intención de arrebatarnos hasta el Delta del Orinoco y una
considerable parte del estado Bolívar.
El gobierno
guyanés ha desatado un propagandismo con “descomunal ferocidad”, en dos
vertientes: en Georgetown, con la utilización de la televisión a diestra y
siniestra contra Venezuela; haciéndonos pasar como avaros en la reclamación, o
imbéciles e ignorantes del Derecho Internacional Público. La otra burda
estrategia ya la conocemos: vienen
organizando sistemáticas visitas a la Guayana Esequiba del presidente Irfaan
Ali, de ministros, miembros de las Fuerzas Armadas, empresarios, representantes
de todas las organizaciones políticas e iglesias.
Sospechamos que,
dentro de las estrategias, que han diseñado y acometido los coagentes de la
Contraparte en el pleito, se cuentan:
los pronunciamientos de la Caricom y --quizás para los próximos días—de
la Commonwealth; así también, han logrado sumar opiniones de algunos países que
(como es fácil advertir) tienen fuertes intereses en el área en contención, y
ya han recibido ilegalmente por parte de Guyana concesiones para el desarrollo
de proyectos.
Han logrado
acopiar suficientes recursos dinerarios de las empresas transnacionales (¿extorsión?)
que operan --sobre todo—en la proyección atlántica en la Zona en Reclamación,
para cancelar los carísimos honorarios de los abogados litigantes en este caso.
Nuestra
simétrica estrategia – nada desdeñable-- en simultáneo con la consignación de
la Contestación puede apuntar hacia una contrademanda o Interponer acciones de
Reconvención, por todo el daño que Guyana ha venido perpetrando a Venezuela.
Nuestro país
– en unidad de propósito—tiene todo el derecho para incoar una demanda o
instaurar un juicio en paralelo contra la excolonia británica. Todo,
relacionadamente, en el mismo proceso.
Siendo de
esta manera, entonces, el Jurado sentenciador --conforme en pleno y justo
derecho—deberá admitir la solicitud reconvencional; porque existirá absoluta
conexidad entre nuestras pretensiones en nueva litis reconvencional y las que
ya han sido identificadas objeto de la demanda principal, introducida y
ratificada por la contraparte.
El jurado
sentenciador de la Corte Internacional de Justicia pasaría a conocer también –
por economía procesal—nuestra causa petendi en reconvención (con solicitudes
recientes, de signo diferente, ampliadas e irrebatibles) en cuya finalidad procuraríamos
que se concluya mediante una Resolución coherente, donde se haga justicia a
nuestro país.
Al día de
hoy, la contraparte en su Pretensión Procesal no ha consignado el más mínimo
documento que pruebe la propiedad de esa nación sobre la extensión que nos
arrebataron.
En la Acción interpuesta
por Guyana contra Venezuela no hay en sus anexos documentos históricos que
demuestren nada.
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