Guayana
Esequiba: severos vicios de anacolutos omisivos en la demanda
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Asesor de la Comisión por el Esequibo
y la Soberanía Territorial
Asesor de la ONG Mi Mapa
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos
de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela
Esequiba.
Ha aflorado
en todo el país – como nunca en muchos años—un entusiasmo extraordinario por el
caso concerniente al reclamo de la extensión territorial que nos arrebataron,
con alevosía, por el costado este.
Desde bastantes ciudades venezolanas y también
por parte de compatriotas que se encuentran en el exterior nos solicitan
opiniones en cuanto a las probabilidades sentenciales de la Corte Internacional
de Justicia, en este asunto litigioso.
Hemos sido lo
suficientemente recatados y prudentes; porque, resultaría inconveniente y contraproducente
a nuestros propios intereses develar (por incautos) de manera anticipada las
estrategias con las cuales nuestra delegación encarará el presente pleito, en
las fases subsiguientes: postulatoria, probatoria y preconclusiva.
Diré, con la
mayor modestia, que contamos con un equipo de primera categoría de
experimentados profesionales, especializados en Derecho Internacional Público,
en simultáneo con un cuerpo de asesores; conjuntamente, con las elogiables comisiones
creadas: en la Asamblea Nacional, presidida por el Dr. Hermann Escarrá Malavé y
en la Presidencia de la República bajo la coordinación de la Dra. Delcy
Rodríguez.
Las jornadas
de análisis del acervo de probanza, interpretación de cartografías disponibles
y metodología de redacción preliminar de los documentos se han circunscrito a
la elaboración del Memorial de Contestación de la Demanda que debemos consignar
por ante la Sala Jurisdicente, en abril del próximo año.
Reconocemos los
densos aportes de brillantes litigantes del nivel requerido y exigido; y a
quienes menciono con todo honor: Dr. Antonio Remiro Brotons, Dra. Esperanza Calatayud,
Dr. Carlos Espósito, Dr. Paolo Palqueti, Dr. Andreas Zimmermann y Dr. Christian
Tams; así también, el desempeño de nuestro agente, el historiador Samuel
Moncada; y los coagentes, el diplomático Félix Plasencia y la Dra. Elsy Rosario.
Sintetizo diciendo que hemos estructurado una multidisciplinaria
agrupación académica, sin egos protuberantes; porque, comprendemos que todos
nos necesitamos para aprovechar los conocimientos provenientes desde distintas
fuentes; lo cual fortalece –eficientemente-- el objetivo común que nos une;
aparejada a la condición de Asunto de Estado que se le ha conferido al presente
litigio; por cierto, el de mayor interés y expectativa en la actual política
exterior venezolana.
Deseo también
que fijen atención en lo siguiente. Cuando “afincamos el bisturí” en el escrito
contentivo de la Acción interpuesta por la República Cooperativa de Guyana contra
la República Bolivariana de Venezuela, de fecha 29 de marzo de 2018; nos
conseguimos que se omiten adrede y con intención dolosa elementos fundamentales
del verdadero enunciado, con la finalidad de sesgar la interpretación de lo
narrado:
“Venezuela
nunca ha presentado ninguna prueba para justificar su repudio tardío del laudo
de 1899. Su prolongada aceptación del laudo desde 1899 hasta 1962…”
(Numeral nueve de la demanda)
Pretende la
contraparte, con ese ocultamiento falaz de información de la permanente
contención de Venezuela, hacer un vulgar aprovechamiento procesal.
Entre muchos
otros galimatías, pesquisamos- además-- las incoherencias patentizadas en el
numeral once del documento precitado:
“Los
sucesivos Secretarios Generales también aceptaron la autoridad conferida y las
obligaciones que les impone el Acuerdo de Ginebra. Como se detalla a
continuación, entre enero de 1990 y enero de 2018, cada uno eligió el proceso
de buenos oficios, llevando a cabo su supervisión, como medio de solución
pacífica de la controversia entre Guyana y Venezuela sobre la validez del laudo
de 1899y la finalidad del límite establecido”
Claramente
observamos la descarada contradicción al admitir absolutamente lo que mandata,
impone y obliga el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de
1966; sin embargo, ellos insisten en desconocerlo, y omitir el condicionante –
que citamos de seguidas- razonado por la delegación venezolana, para acceder a suscribir el mencionado Tratado que causó
estado en la ONU “ Se establece una
Comisión Mixta con el encargo de buscar soluciones satisfactorias para el
arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido surgida
como consecuencia de la contención venezolana que el Laudo arbitral de 1899
sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito”(
subrayado mío).
Resulta inaceptable,
que la delegación guyanesa se presente con una demanda viciada; mediante un
escrito construido con apreciables e indisimuladas incoherencias.
¿El Acuerdo de Ginebra es positivo para nombrar
buenos oficiantes, pero no para denunciar la nulidad absoluta del laudo?
Demasiado gruesa tal incongruencia.
Los
magistrados de la Corte ya se encuentran plenamente enterados de que Guyana
tramó un ardid dañoso, en la Acción, al encriptar y torcer de muchas maneras la
narrativa de los acaecimientos como verdaderamente ocurrieron; aunque a la
contraparte – por lo visto-- muy poco le importa si invalida la credibilidad y consistencia
de su propio discurso jurídico.
Observemos con
cuidado este otro desacierto.
La excolonia
británica distorsiona sin pudor (en el numeral 26 – declaración de los hechos) las
condiciones políticas y socio-económicas en las cuales se encontraba Venezuela
frente al arrogante y poderoso Imperio inglés:
“A fines del siglo XIX las reclamaciones territoriales conflictivas de
los Estados del Reino Unido y Venezuela llevaron al borde de la guerra. Cada
Estado reclamó todo el territorio entre la desembocadura del río Esequibo en el
este, y el río Orinoco en el oeste. Los estados Unidos de América presionaron
para que se estableciera la disputa mediante un arbitraje internacional…”
¿A quién se le ocurre pensar que para finales del siglo diecinueve, en
plena Revolución Liberal Restauradora de Castro y Gómez y la huida del
presidente Ignacio Andrade, Venezuela iría a desafiar a los ingleses?
Nuestro país
no contaba con las mínimas condiciones para encarar militarmente al usurpador y
proceder a reivindicar la extensión territorial que nos despojaban en una
tratativa arbitral perversa.
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