martes, 25 de septiembre de 2018




 Hago evangelización con los resultados científicos”

 Agradable conversación sostuvimos con el astrofísico deltano, Luís Cabareda Fermín.
(Premio Nacional a la Innovación Tecnológica)

Comienzo con decirle mi propia consideración, aunque muy somera, del temor que producen los fenómenos naturales poco explicados; y le señalo que  todo niño —el que dejamos y el que seguimos siendo-- suele sentir curiosidad, tal vez mucho miedo, por los asuntos atmosféricos. Por más que uno se dedique a estudiar tales hechos hay un hálito sorprendente en cada “cosa celeste” que nos impacta, y en la mayoría de las ocasiones nos espantan.

En las distintas y densas disertaciones que le hemos escuchado al brillante deltano Luís Cabareda emana una expresión vertebradora, pesquisada también en toda su amplísima bibliografía. Nos refiere, de entrada: “aún no hay, hasta hoy, una protección absoluta contra el fenómeno de las tormentas eléctricas, sino sólo una protección adecuada”.

Si lo dice este reconocido científico, nacido en Macareo Santo Niño, ya podemos estar un poco más tranquilos. Porque él, en este campo, ha logrado acaudalar bastantes conocimientos.

Nos expone, con cierta discreción, que ha tenido la posibilidad de escuchar los mensajes de una “revelación sapiencial”, que le han permitido nutrir su sabiduría.

El Ing. Cabareda Fermín se propuso y logró trascender el campo tradicional en el cual se   parcela académicamente a los ingenieros electricistas, y hoy podemos reseñar, orgullosamente para la Deltanidad,  que son numerosos los países en el mundo que rinden respeto, reconocimiento y admiración a este coterráneo, que ha adquirido de suyo la humildad del sabio.

Tiene una larga experiencia como investigador astrofísico (su pasión por más de 40 años), inventor, filósofo y escritor.

No es de poca monta que alguien pronuncie y sostenga “¡Dios no está en todas partes... ¡ Todas las partes están en Él, en Dios !  El hombre puede estar y está en todas las partes del Universo, porque no está ubicado en ninguna parte  del universo…..”.

Constituye la anterior categoría, sucintamente reseñada, tal vez la tesis de mayor peso epistemológico en el pensamiento de quien conserva en sus alforjas más de 950 proyectos de ingeniería y de Alta tecnología.

Hemos dedicado algunos momentos a revisitar su extensa bibliografía. A este ilustre deltano, se le amerita la construcción de casi un setenta por ciento de la infraestructura física, cuando se desempeñó como director de obras públicas, en la década del setenta.  El Paseo Manamo es la obra urbanística-ambiental más emblemática de su recordada gestión.

El científico Cabareda es en sí mismo la mejor definición de un agradecido hijo, que la prodigalidad de estas tierras deltaicas ha proyectado nacional e internacionalmente.

Quien iniciara sus estudios de primaria en la escuela Petión de Tucupita, hoy se asume en tanto un atrevido deconstructor (Derrida, dixit) de las teorías tradicionalistas y sistemas preestablecidos e intocables, que se vuelven rancios y acríticos, en el ámbito científico.

Con inmensa satisfacción celebramos, jubilosamente, cuando recibió el Premio a la Innovación Tecnológica otorgado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología por su invento El Pararrayo Ionizante Natural Ionca y el Electrodo Iónico Trimetálico Activo Triac de Puesta a Tierra.

Nos explica que cuando se producen los grandes apagones, en los que quedan sin energía eléctrica considerables zonas geográficas, generalmente se ven involucrados, como factores causantes, severos fenómenos de descargas atmosféricas.

“los sistemas de protección —expone con propiedad—que tienen las subestaciones y las empresas eléctricas no alcanzan la capacidad suficiente para resguardar los equipos del daño que puede ocasionar toda la energía generada por un rayo”…

Abraham Gómez (A.G): ¿Intentas con tu interesante categoría “Revelación Sapiencial”, aludir nociones filosóficas o develar algo de esoterismo cientificista?

 Luís Cabareda (L.C.): El grano de arena que Dios y la Virgen Del Valle me han permitido generar mediante la obra realizada aclara y permite comprender la conjunción de la Filosofía, la Ciencia y la Teología y demás vertientes del saber y pensar humano en maravillosa e ineluctable armonía, una y única, entre la materia, antimateria y espíritu, esencia y substancia, fenómenos y sucesos del Universo y la Creación. La revelación sapiencial siempre está presente conjuntamente con la inspiración y las ideas hijas de la intuición, la fe y la clarividencia que todos poseen.

A.G.- ¿Le agrada que lo homologuen con quienes pensaron primero o prefiere labrarse su propio surco de cientificidad?

 L.C.- Isaac Newton en su humildad y consciente de sus limitaciones decía que él había logrado ver más lejos que los demás porque se había subido sobre los hombros de gigantes, refiriéndose con ello a Copérnico, Kepler, Galileo y otros. En ese orden, mi admiración por todos aquellos hombres y mujeres que han dedicado su vida a la investigación científica, filosófica y teológica es inmensa. El más grande anhelo de un científico es el beneficio que su invento o descubrimiento provea a la Humanidad. En mis avatares, me he subido subrepticiamente a los hombros de los más grandes, acompañado siempre de una enorme fe en Dios.

A.G.- ¿Cómo y con qué jugaba cuando niño?

L.C.- Nací en Macareo Santo Niño, en el seno de una familia muy humilde. Mis abuelos, mis padres y demás familiares se dedicaban a la siembra y cultivo del maíz, plátano, yuca, naranjas y al cuidado, cosecha y secado primario del cacao, puesto que teníamos extensas haciendas de cacao y hasta una casa de secado con rieles de tren que permitía secar al Sol el cacao y preservarlo de las intensas lluvias propias de aquellas regiones. Nuestros juegos eran básicamente con animales y alimañas: avispas, bachacos, lagartijas, ranas y sapos, loros, perros y monos. También con juguetes hechos de madera y flores multiformes. Un día cuando tenía apenas cuatro años, junto a mi primo René Salas, jugábamos en el patio frontal de la casa de mi abuela María, atrapando con frascos, grandes avispas que hacían cuevas en la arena, se me apareció una luz en el tobillo del pie izquierdo. Tenía decenas de rayitos. Me asusté y corrí a decirle a mi abuela lo que me pasaba. Mi abuela hundió mi cara en su delantal y trató de consolarme, pero al levantar la cabeza, la lucecita estaba allí brillando en mi tobillo. Nadie, solo yo podía verla. Me hicieron toda clase de remedios y hasta me envolvieron la cabeza con hojas y aceites. Sin embargo, cada vez que veía mi tobillo, la luz estaba allí. Toda la gente del pueblo se arremolinó en la casa de la abuela. Algunos decían que el Sol me había calentado la cabeza, pero eso ocurrió justamente muy temprano en la mañana. Pasé todo el día llorando y solo en la noche cuando me dieron un guarapo de hierbabuena con valeriana y me quedé dormido, todo pasó. Al día siguiente, no vi más la luz y hube de soportar las changas y burlas de todos quienes se reían de mí y de la lucecita que había visto.

A.G.- Si no hubiera sido ingeniero, ¿tenía o conserva una vocación sustitutiva?

L.C.- Desde niño manifesté que quería ser Ingeniero. Empero me gustaba la Historia y la Literatura, y sentía una respetable admiración por los grandes Científicos y Filósofos. Gracias a Dios y a la Virgen Del Valle, a mis padres, Luis y Facunda, y a mis profesores y maestros: Sebastián Gil Nieves Gómez, Pedro Emilio Aponte (Pellín), Maulia Rodríguez, Luis José Pastrano, Abelardo Reyes y tantos otros que me inspiraron y de quienes recibí sólida y buena formación, me fue sencillo estudiar Ingeniería Eléctrica especializado en Potencia y Comunicaciones. En la Universidad de Los Andes fui asistencia del Profesor Andrés Zavrotsky, científico e investigador, el tercer matemático del mundo, quien me instruyó, en amenas tertulias, a incrementar mi vocación por la investigación astrofísica que es mi gran pasión. Por ejemplo, mi descubrimiento de El Partonatón o Partícula-n, ubicuo y omnipresente, ¡Más Rápido que la Luz!

A.G.- ¿Cómo percibe-mira al Delta y su gente, hoy?

L.C.- Como siempre, con inmenso amor e inquietud cristiana. Amor por la Tierra, el pesebre que me vio nacer. Sus inmensos recursos hidrográficos, pero por encima de todo el carisma y la admirable humildad de su gente, su estoicismo y fortaleza para aguantar, su esperanza y su fe en la Tierra prometida, que con solo pasar un switch, en un tris, se podría convertir en un inmenso emporio turístico.

A.G.- De músico, poeta y loco todos tenemos un poco… ¿y de científico, también?

L.C.- La ciencia está al alcance de todos. No es tan complicada como parece. El desarrollo científico de la humanidad ha estado signado por múltiples y variados personajes de todas las clases y capas sociales. De hecho todas las grandes teorías se fundamentan en cosas sencillas, en fenómenos cotidianos. Déjeme responderle que cada quien, cada uno de nosotros, seremos y somos músicos, poetas y locos y… científicos también” . Así nos despedimos.


1 comentario:

  1. Saludos exelentisimo Dr.abraham.
    Fisico, escritor, filósofo y teólogo. Buenas mesclas de actividades en la multiplicidad de Dones. pocas veces encontradas.
    Te pregunto:para una segunda oportunidad, pudieras realizar otra conversación con el paisano ING. Luis cabareda. Para que nos hable con una mayor explicación lo señalado en tu párrafo nro 7 sobre la asociación entre presencia de Dios, la presencia del hombre y el universo?. Como usted lo expresa, "no es monta de cualquier jinete".
    gracias por tu Disenso Fértil. Enseña y edifica. Abrazos y Bendiciónes para todos.

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