“Hago evangelización con
los resultados científicos”
Agradable conversación sostuvimos con el
astrofísico deltano, Luís Cabareda Fermín.
(Premio Nacional a la
Innovación Tecnológica)
Comienzo con decirle mi
propia consideración, aunque muy somera, del temor que producen los fenómenos
naturales poco explicados; y le señalo que
todo niño —el que dejamos y el que seguimos siendo-- suele sentir
curiosidad, tal vez mucho miedo, por los asuntos atmosféricos. Por más que uno
se dedique a estudiar tales hechos hay un hálito sorprendente en cada “cosa
celeste” que nos impacta, y en la mayoría de las ocasiones nos espantan.
En las distintas y
densas disertaciones que le hemos escuchado al brillante deltano Luís Cabareda
emana una expresión vertebradora, pesquisada también en toda su amplísima
bibliografía. Nos refiere, de entrada: “aún no hay, hasta hoy, una protección
absoluta contra el fenómeno de las tormentas eléctricas, sino sólo una
protección adecuada”.
Si lo dice este
reconocido científico, nacido en Macareo Santo Niño, ya podemos estar un poco
más tranquilos. Porque él, en este campo, ha logrado acaudalar bastantes
conocimientos.
Nos expone, con cierta
discreción, que ha tenido la posibilidad de escuchar los mensajes de una
“revelación sapiencial”, que le han permitido nutrir su sabiduría.
El Ing. Cabareda Fermín
se propuso y logró trascender el campo tradicional en el cual se parcela académicamente a los ingenieros
electricistas, y hoy podemos reseñar, orgullosamente para la Deltanidad, que son numerosos los países en el mundo que
rinden respeto, reconocimiento y admiración a este coterráneo, que ha adquirido
de suyo la humildad del sabio.
Tiene una larga
experiencia como investigador astrofísico (su pasión por más de 40 años),
inventor, filósofo y escritor.
No es de poca monta que
alguien pronuncie y sostenga “¡Dios no está en todas partes... ¡ Todas las
partes están en Él, en Dios ! El hombre
puede estar y está en todas las partes del Universo, porque no está ubicado en
ninguna parte del universo…..”.
Constituye la anterior
categoría, sucintamente reseñada, tal vez la tesis de mayor peso epistemológico
en el pensamiento de quien conserva en sus alforjas más de 950 proyectos de
ingeniería y de Alta tecnología.
Hemos dedicado algunos
momentos a revisitar su extensa bibliografía. A este ilustre deltano, se le
amerita la construcción de casi un setenta por ciento de la infraestructura
física, cuando se desempeñó como director de obras públicas, en la década del
setenta. El Paseo Manamo es la obra
urbanística-ambiental más emblemática de su recordada gestión.
El científico Cabareda
es en sí mismo la mejor definición de un agradecido hijo, que la prodigalidad
de estas tierras deltaicas ha proyectado nacional e internacionalmente.
Quien iniciara sus
estudios de primaria en la escuela Petión de Tucupita, hoy se asume en tanto un
atrevido deconstructor (Derrida, dixit) de las teorías tradicionalistas y
sistemas preestablecidos e intocables, que se vuelven rancios y acríticos, en
el ámbito científico.
Con inmensa satisfacción
celebramos, jubilosamente, cuando recibió el Premio a la Innovación Tecnológica
otorgado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología
por su invento El Pararrayo Ionizante Natural Ionca y el Electrodo Iónico Trimetálico
Activo Triac de Puesta a Tierra.
Nos explica que cuando
se producen los grandes apagones, en los que quedan sin energía eléctrica
considerables zonas geográficas, generalmente se ven involucrados, como
factores causantes, severos fenómenos de descargas atmosféricas.
“los sistemas de
protección —expone con propiedad—que tienen las subestaciones y las empresas
eléctricas no alcanzan la capacidad suficiente para resguardar los equipos del
daño que puede ocasionar toda la energía generada por un rayo”…
Abraham Gómez (A.G):
¿Intentas con tu interesante categoría “Revelación Sapiencial”, aludir nociones
filosóficas o develar algo de esoterismo cientificista?
Luís Cabareda (L.C.): El grano de arena que
Dios y la Virgen Del Valle me han permitido generar mediante la obra realizada
aclara y permite comprender la conjunción de la Filosofía, la Ciencia y la
Teología y demás vertientes del saber y pensar humano en maravillosa e
ineluctable armonía, una y única, entre la materia, antimateria y espíritu,
esencia y substancia, fenómenos y sucesos del Universo y la Creación. La
revelación sapiencial siempre está presente conjuntamente con la inspiración y
las ideas hijas de la intuición, la fe y la clarividencia que todos poseen.
A.G.- ¿Le agrada que lo
homologuen con quienes pensaron primero o prefiere labrarse su propio surco de
cientificidad?
L.C.- Isaac Newton en su humildad y consciente
de sus limitaciones decía que él había logrado ver más lejos que los demás
porque se había subido sobre los hombros de gigantes, refiriéndose con ello a
Copérnico, Kepler, Galileo y otros. En ese orden, mi admiración por todos
aquellos hombres y mujeres que han dedicado su vida a la investigación
científica, filosófica y teológica es inmensa. El más grande anhelo de un
científico es el beneficio que su invento o descubrimiento provea a la
Humanidad. En mis avatares, me he subido subrepticiamente a los hombros de los
más grandes, acompañado siempre de una enorme fe en Dios.
A.G.- ¿Cómo y con qué
jugaba cuando niño?
L.C.- Nací en Macareo
Santo Niño, en el seno de una familia muy humilde. Mis abuelos, mis padres y
demás familiares se dedicaban a la siembra y cultivo del maíz, plátano, yuca,
naranjas y al cuidado, cosecha y secado primario del cacao, puesto que teníamos
extensas haciendas de cacao y hasta una casa de secado con rieles de tren que
permitía secar al Sol el cacao y preservarlo de las intensas lluvias propias de
aquellas regiones. Nuestros juegos eran básicamente con animales y alimañas:
avispas, bachacos, lagartijas, ranas y sapos, loros, perros y monos. También
con juguetes hechos de madera y flores multiformes. Un día cuando tenía apenas
cuatro años, junto a mi primo René Salas, jugábamos en el patio frontal de la
casa de mi abuela María, atrapando con frascos, grandes avispas que hacían
cuevas en la arena, se me apareció una luz en el tobillo del pie izquierdo.
Tenía decenas de rayitos. Me asusté y corrí a decirle a mi abuela lo que me
pasaba. Mi abuela hundió mi cara en su delantal y trató de consolarme, pero al
levantar la cabeza, la lucecita estaba allí brillando en mi tobillo. Nadie,
solo yo podía verla. Me hicieron toda clase de remedios y hasta me envolvieron
la cabeza con hojas y aceites. Sin embargo, cada vez que veía mi tobillo, la
luz estaba allí. Toda la gente del pueblo se arremolinó en la casa de la
abuela. Algunos decían que el Sol me había calentado la cabeza, pero eso
ocurrió justamente muy temprano en la mañana. Pasé todo el día llorando y solo
en la noche cuando me dieron un guarapo de hierbabuena con valeriana y me quedé
dormido, todo pasó. Al día siguiente, no vi más la luz y hube de soportar las
changas y burlas de todos quienes se reían de mí y de la lucecita que había
visto.
A.G.- Si no hubiera
sido ingeniero, ¿tenía o conserva una vocación sustitutiva?
L.C.- Desde niño
manifesté que quería ser Ingeniero. Empero me gustaba la Historia y la
Literatura, y sentía una respetable admiración por los grandes Científicos y
Filósofos. Gracias a Dios y a la Virgen Del Valle, a mis padres, Luis y
Facunda, y a mis profesores y maestros: Sebastián Gil Nieves Gómez, Pedro
Emilio Aponte (Pellín), Maulia Rodríguez, Luis José Pastrano, Abelardo Reyes y
tantos otros que me inspiraron y de quienes recibí sólida y buena formación, me
fue sencillo estudiar Ingeniería Eléctrica especializado en Potencia y
Comunicaciones. En la Universidad de Los Andes fui asistencia del Profesor
Andrés Zavrotsky, científico e investigador, el tercer matemático del mundo,
quien me instruyó, en amenas tertulias, a incrementar mi vocación por la
investigación astrofísica que es mi gran pasión. Por ejemplo, mi descubrimiento
de El Partonatón o Partícula-n, ubicuo y omnipresente, ¡Más Rápido que la Luz!
A.G.- ¿Cómo
percibe-mira al Delta y su gente, hoy?
L.C.- Como siempre, con
inmenso amor e inquietud cristiana. Amor por la Tierra, el pesebre que me vio
nacer. Sus inmensos recursos hidrográficos, pero por encima de todo el carisma
y la admirable humildad de su gente, su estoicismo y fortaleza para aguantar,
su esperanza y su fe en la Tierra prometida, que con solo pasar un switch, en
un tris, se podría convertir en un inmenso emporio turístico.
A.G.- De músico, poeta
y loco todos tenemos un poco… ¿y de científico, también?
L.C.- La ciencia está
al alcance de todos. No es tan complicada como parece. El desarrollo científico
de la humanidad ha estado signado por múltiples y variados personajes de todas
las clases y capas sociales. De hecho todas las grandes teorías se fundamentan
en cosas sencillas, en fenómenos cotidianos. Déjeme responderle que cada quien,
cada uno de nosotros, seremos y somos músicos, poetas y locos y… científicos
también” . Así nos despedimos.
Saludos exelentisimo Dr.abraham.
ResponderEliminarFisico, escritor, filósofo y teólogo. Buenas mesclas de actividades en la multiplicidad de Dones. pocas veces encontradas.
Te pregunto:para una segunda oportunidad, pudieras realizar otra conversación con el paisano ING. Luis cabareda. Para que nos hable con una mayor explicación lo señalado en tu párrafo nro 7 sobre la asociación entre presencia de Dios, la presencia del hombre y el universo?. Como usted lo expresa, "no es monta de cualquier jinete".
gracias por tu Disenso Fértil. Enseña y edifica. Abrazos y Bendiciónes para todos.