Res ipsa loquitur
(La cosa
habla por sí misma)
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Han sido reiteradas las
conversaciones que hemos sostenido con los integrantes de casi todas las ONG´s,
cuyos miembros siguen siendo reconocidos, sin mezquindades, como
elogiables adalides en la defensa de nuestros derechos en la Guayana Esequiba.
Nos honramos en señalar a tales
entidades: Venezuela Esequiba, Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales
(COVRI), Mi mapa de Venezuela incluye nuestro Esequibo, el Grupo de Apoyo Nacional del Esequibo (GANE)
y otras distinguidas personalidades que asumen
idénticos propósitos de venezolanidad, por cuanto constituye un asunto
de Estado, por encima de diferenciaciones ideológicas. Se hace obligante
concitar una verdadera unidad nacional.
Sin embargo, entre todos nosotros aflora
una común y compartida inquietud, que se manifiesta en interrogantes del tipo:
qué estrategia habrá diseñado la cancillería venezolana para enfrentar, con
suficientes elementos probatorios, la demanda que ratificará el gobierno
guyanés el próximo 19 de noviembre, en la Corte Internacional de Justicia.
Nos llama la atención que siendo,
como lo volvemos a mencionar, un asunto de Estado haya tanta opacidad y
displicencia por parte de quienes manejan la Política Exterior en nuestro país.
No es poca cosa la Pretensión Procesal
de Guyana; y detrás de ellos, incontables empresas transnacionales en una lúdica
de intereses de múltiples aristas.
Se la está jugando completa el
presidente Granger, aspirante a la reelección, conjuntamente con su gabinete
ejecutivo y el designado equipo de asesores adhoc, encabezado Shridath Ramphal,
exsecretario general de la Commonwealth.
Ellos están solicitando que la CIJ
confirme la validez legal y efecto vinculante del írrito y nulo Laudo Arbitral
de París, del 03 de octubre de 1899; y que además declare, mediante sus
procedimientos judiciales, que la citada tratativa tramposa política-diplomática
fue una “liquidación completa, perfecta y definitiva” en todas las cuestiones
relacionadas con la determinación de la línea fronteriza entre la excolonia
británica y Venezuela. En concreto que se deje sentado lo anteriormente
descrito, como cosa juzgada.
A Venezuela le corresponderá
presentar el 18 de abril del próximo año, el memorial de contestación a esa
demanda; Ocasión para desmontar, en ese escenario, el ardid tejido contra
nuestra soberanía, desde hace más de un siglo.
Nuestra Constitución Nacional
consagra en su artículo 236, numeral cuarto, que dentro de las atribuciones y
obligaciones del Presidente de la República, está precisamente dirigir las Relaciones
Exteriores de la República; ni más ni menos, corresponde, inevadiblemente, a su
absoluta incumbencia y responsabilidad. La confrontación por la Guayana
Esequiba atañe a una estrategia del Jefe del Estado.
Nuestra advertencia tratamos, con
plena claridad, de contenerla en los siguientes términos: hipotéticamente, si se
produce u ocurre una determinación sentencial de la Corte Internacional de Justicia
que ratifique el daño que se nos ha causado, con lo cual se provoca otra
irreparable lesión histórica, resultará luego inaceptable alegar no negligencia. La cosa jurídica
por la Guayana Esequiba, cuya contención se dirime en la Corte, está, aún dentro
del control de las autoridades del Ejecutivo Nacional. Habla por sí misma, en
espera de estrategias contundentes, que concite a la Nación.
Las generaciones presentes y futuras
no tolerarán torpezas o desidias en este caso de reafirmación nacionalista, de
tanta trascendencia.
Nuestra reivindicación por la Guayana
Esequiba está hablando a tiempo por sí misma, para que se evite alguna salida
deleznable.
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