Guayana
Esequiba: excepción preliminar, referendo y Congreso Nacional
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Miembro del Instituto de Estudios
Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Tres aspectos
importantes que, según nuestra consideración y por experiencia, debemos tener
muy en cuenta, a propósito del inescurrible asunto litigioso que estamos
confrontando por el costado este de la geografía venezolana; cuyo pleito ha
escalado y se dirime – procesalmente- en la Corte Internacional de Justicia.
Comienzo por
recordar que en bastantes ocasiones expusimos, en carácter de sugerencia a las
autoridades de nuestra Cancillería, la opción perfectamente válida –en esta disputa
con la excolonia británica- de introducir por ante
la mencionada Sala Juzgadora el recurso denominado Excepción
Preliminar; que por cierto, no
pudimos, no supimos o no quisimos intentar.
¿Qué nos
pasó? No sé, pero pelamos ese tiro; y ahora nos encontramos subsumidos en una
situación mucho más compleja. Bastante dilemática e inevadible.
Hay un juicio
en la Corte que no se paralizará por nuestra ausencia.
No estamos
inventando nada al respecto. La Excepción
Preliminar comporta una institución jurisdiccional que utiliza la defensa
de la parte demandada, la cual conlleva de modo intrínseco una estrategia plena
de eficacia jurídica, legítimamente aceptada en el Derecho Internacional y por
la propia Corte; donde reposan suficientes jurisprudencias del mismo tenor.
Prestemos
atención a lo siguiente: la Excepción Preliminar
constituye un acto procesal que persigue objetar la admisibilidad de una
demanda o la competencia del tribunal para conocer un determinado caso o alguno
de sus aspectos en razón de la persona, la materia, el tiempo o lugar; es
decir, un mecanismo destinado a impedir que se admitan las
peticiones de la parte demandante o limitar o negar --parcial o totalmente-- la
competencia del órgano jurisdiccional internacional.
A través de
la Excepción Preliminar se efectúan
objeciones formales, no alegaciones en torno a la verdad o falsedad de los
hechos, porque estas últimas requieren un pronunciamiento de fondo.
Pudimos haber
aligerado a nuestro favor – hace dos años —una “enervación” (anular, desactivar)
en el citado proceso, si la determinación hubiera sido consignar el Memorial de
Contestación de la demanda, acompañada de la Excepción Preliminar; con el fin de evitar que la Corte se asumiera
con jurisdicción y competencia, como en efecto se auto atribuyó, el 18 de
diciembre del año 2020.
¿Qué estamos
percibiendo en estos momentos? Veamos: con
la Acción interpuesta en nuestra contra, Guyana se siente envalentonada y
soberbia. Se cree que ya su mandado está hecho.
Todos los
discursos del pasado 26 de mayo, en los actos celebratorios del 54 aniversario
de su independencia, fueron dedicados a reafirmar la judicialización que ya han
concretado del caso, y en espera de la decisión sentencial de la Corte.
Sin lugar a
dudas que Guyana aguardó la ocasión, casi como una emboscada jurídica, para
demandar a Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ); yéndose,
directamente al “Arreglo Judicial”; que
es entre otras una solución –no la inmediata, después de la mediación— que
contempla el artículo (33) de la Carta de las Naciones Unidas.
Nuestra
sensible fibra venezolanista nos impone un inmenso desafío histórico: nada de quedarnos
de brazos cruzados ni de bocas cerradas en esta gesta reivindicativa.
Resulta
complejo—ciertamente-- el panorama que nos anuncian. Escabroso el escenario en
que nos encontramos (y que nos acecha); sin embargo, hay que actuar con
inteligencia y en unidad nacional.
Repito aquí lo
que he venido voceando por todo el país: si ya el litigio tomó cuerpo de juicio
y ha recibido la calificación que la propia Corte le confirió; entonces, lo que
nos es prepararnos, en todos los sentidos. Desarrollar tareas urgentes, como
equipo. Concienciar a nuestra población sobre este asunto tan sensible; así además,
reunir en comisión multidisciplinaria a los mejores talentos conocedores del asunto;
apertrecharnos con nuestros recursos históricos, con los Justos Títulos que
poseemos, que son absolutamente irrebatibles, que no admiten pruebas en
contrario (iuris et de iure) para exponerlos y defenderlos con justeza el 08 de
marzo del 2023; siempre y cuando el Jefe
de Estado decida nuestra comparecencia en ese Alto Tribunal de La Haya.
En el marco
de una Política de Estado que logre concitar la solidaridad de todo el país,
sugiero –una vez más- a nuestra Cancillería (recibidas las instrucciones desde
la Presidencia de la República) insistir en
la realización, en lo inmediato,
de un Referendo Consultivo, con
dos o tres preguntas muy precisas; considerando que es una materia de especial
trascendencia, conforme al artículo (73) de nuestra Constitución Nacional: “…Serán sometidos a referendo los tratados,
convenios o acuerdos internacionales que pudieran comprometer la soberanía
nacional o transferir competencias a órganos supranacionales…” (Omissis).
A partir de
un referendo consultivo el pueblo venezolano se expresará libremente y dirá si
está de acuerdo o no que vayamos a la sede de la mencionada Entidad Sentenciadora,
donde hemos sido demandados, y hagamos las alegaciones de hecho y de derecho,
que en justicia nos asisten. Oportunidad que tendremos para consignar un
enjundioso Memorial de Contestación de la demanda y desmontar la perversa
tratativa que nos despojó de una séptima parte de nuestra geografía.
Al propio
tiempo, he propuesto a la honorable Comisión Presidencial que maneja todo lo
relacionado a este asunto litigioso, presidida por el digno constitucionalista
venezolano Dr. Hermánn Escarrá, para que se realice un Congreso Nacional con este
posible temario: orígenes
sociohistóricos de la reclamación, nuestros asideros jurídicos traslaticios ,
fundamentación cartográfica, vinculación
demográfica con los Esequibanos, alternativas de solución al pleito y
perspectiva político-administrativa en esa extensión territorial y su
proyección atlántica; en fin, para que
se abra un debate transparente – en torno a este sensible asunto—con la
participación de las universidades, las Academias, la Asamblea
Nacional, la Cancillería, las ONG, las Fundaciones,
los medios de comunicación social, los Institutos con pertinencia en la materia
y demás interesados. Toda Venezuela
discutiendo y expectante.
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