Guayana
Esequiba: nuestra verdad como derecho inconcuso
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Asesor de la Comisión por la Defensa
del Esequibo y la Soberanía Territorial
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos
de Venezuela
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
Asesor de la ONG Mi mapa
En la
controversia con Guyana por la extensión territorial que le desgajaron a
nuestro país, nos hemos encontrado con las situaciones más inimaginables,
posiciones impensables, ideas contradictorias para la solución al caso. Algunas
veces hay silencios (“apagones diplomáticos”) que nos llenan de preocupación.
Debo señalar también que afloran—en
pocas ocasiones– declaraciones destempladas o extemporáneas.
Percibimos,
tristemente, frases elogiosas –de algunos “expertos” venezolanos — para la
contraparte y para su equipo de abogados y delegados de aquella cancillería; al
tiempo que escuchamos descalificaciones –inmerecidas– para nuestros
representantes ante la Corte Internacional de Justicia.
Déjenme
decirles; sin embargo, que apreciamos en todas las regiones visitadas una
compacta solidaridad de todo cuanto se viene haciendo; por encima, de algunos
resentidos – sin causas justificables—que hacen alardes de conocimientos de este
asunto controvertido y del Derecho Internacional Público, pero que reman en
sentido opuesto a los verdaderos intereses de la patria.
Escuchamos y
acopiamos en nuestro repertorio académico propuestas y conjeturas bastantes
acertadas y suficientemente ponderadas, que nutren y ensanchan las opciones y
alternativas posibles para cuando haya que comparecer en las fases postulatoria
y probatoria, si así lo determina el jefe de Estado; porque es su atribución constitucional.
El país está
infinitamente agradecido del desempeño acertado ante la Corte Internacional de
Justicia del equipo designado para cumplir la encomiable tarea de exponer
nuestros argumentos históricos y
jurídicos contenidos en la Excepción Preliminar que presentamos; a pesar
de la sentencia de inadmisibilidad dictada en la Corte.
Aunque luzca
un poco temeraria la siguiente aseveración – por cierto, repetida con
insistencia en muchos escenarios– pareciera que condensa mucha verdad: “en el concierto de las relaciones
internacionales, los países no tienen amigos sino intereses”; manifestado
en el presente caso litigioso, del cual me he venido ocupando –
particularmente- desde hace casi cinco
décadas.
Lo señalo,
porque la Zona en Reclamación siempre ha sido considerada con extraordinario
potencial energético, tanto por las reservas probables y probadas de los
recursos petroleros, la calidad de los mismos; los incuantificables caudales de
agua; las factibilidades para desarrollar sendos planes sustentables de generación
de energía eléctrica, programas agroindustriales, minero, maderero, piscícolas
etc. Por otra parte, a la extraordinaria
ubicación geoestratégica, añádase su
proyección atlántica e interconexión con los países de Suramérica y con el
resto del mundo.
En la
contención que sostenemos, desde hace más de un siglo, contra el imperio
inglés, primero, y luego con su causahabiente la República Cooperativa de
Guyana, la posible alternativa de solución ha derivado hacia un Proceso
jurisdiccional que la Corte ha decidido formalizar.
Reconocemos que
estamos en presencia y enfrentado una situación compleja y a la vez interesante.
Como se sabe
y es del dominio público internacional, todo el reclamo devino en una demanda
unilateral que interpuso Guyana contra Venezuela, el
29 de marzo del 2018.
Nuestro país
intentó una Excepción preliminar que la Sala Jurisdicente, en sentencia del 06
de este mes, decidió no admitirla.
El hecho de
que la Corte haya desestimado la mencionada cuestión incidental no nos amilana;
por el contrario, nos insufla mayores bríos para ir al juicio con mucha más
contundencia, fundamentalmente al momento de probar, con nuestros justos
títulos, que son de pleno derecho, que no admiten prueba en contrario, ni aceptan
ominoso asomo de maulerías.
Nuestros
Justos Títulos tienen la autoridad de ser inconcusos; vale decir, reforzados con
la certeza histórica-jurídica de su procedencia: transparente Cesión de Derechos,
que la contraparte no podrá y ni tendrá con qué rebatir.
Al estar
revestidos nuestros justos títulos con carácter de inconcusos han adquirido, en
sí mismos, la condición de ser completamente firmes, incontrovertibles,
inobjetables e inimpugnables. Por lo que nos sentimos seguros, si en estricto Derecho
se lleva el Proceso.
Venezuela entera
sabe—perfectamente—que nuestro país posee los mencionados documentos -- con absoluta
validez jurídica—para demostrar, además, a la comunidad Internacional que no le
estamos quitando ni un milímetro de tierra a la contraparte. Pediremos, sí, que
se nos restituya – in integrum—los 159.500 km2 que nos arrebató el Reino Unido,
con añagaza jurídica, mediante una vil maniobra el 03 de octubre de 1899.
Venezuela
confía en el equipo que ha sido designado para acometer tamaña misión de defensa
de los intereses del país, en este juicio; para lo cual el Alto Tribunal ha
concedido un plazo de un año (hasta abril de 2024) para que consignemos el
Memorial de Contestación de la demanda.
Tal vez,
aprovechemos el mismo acto procesal para pedir medidas cautelares y Accionar
una contrademanda o juicio reconvencional. Ya explicaremos en otra ocasión.
Una vez más,
deseamos reconocer la probidad y preparación de quienes nos defienden por ante
el respetable Ente Juzgador.
Tan digna
representación ha estado encabezada por la Dra. Delcy Rodríguez; además
integrada por el historiador Samuel Moncada, en
su condición de Agente. También la Dra. Esperanza Calatayud, el Dr. Antonio
Remiro Brotons, el diplomático Félix Plasencia (Coagente), la Dra. Elsys
Rosales (Coagente), el Dr. Paolo Palchetti, el Dr. Christian Tams, el Dr.
Alfredo Orihuela, el Dr. Carlos Espósito y el Dr. Andreas Zimmermann.
Excelentes
profesionales del Derecho.
Aparejado a
todo cuanto se viene haciendo, se estructuraron y se han venido cumpliendo
elogiables trabajos en varias comisiones multidisciplinarias de asesores;
particularmente, la Comisión que preside el Dr. Hermann Escarrá Malavé.
Asimismo, se
ha desplegado un destacado esfuerzo desde las Fundaciones, las Organizaciones
no Gubernamentales, las páginas en las redes sociales, en las distintas
plataformas y en los medios audiovisuales. Venezuela solidaria y compacta solicitando
justicia.
Nos hemos
conseguido con algunas opiniones llenas de odios y resentimientos contra el
oficialismo, que quieren hacer del caso del Esequibo un escenario de pugilato
interno. Pensamos que este no es el momento de saldar “viejas cuentas” y menos
politizar este asunto. Requerimos pronunciarnos a una sola voz.
En síntesis,
todo el país cerrando filas con el único propósito de pedir restitución de lo
que siempre ha sido nuestro.
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