Guayana
Esequiba: advertidas las empresas trasnacionales
Dr. Abraham
Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de
la Lengua
Asesor de la Fundación Venezuela
Esequiba
Miembro del Instituto de Estudios
Fronterizos de Venezuela
Coordinador
de la Comisión Proponente de la UNAFRONT
La inmensa
área controvertida por nuestro legítimo costado este, señaladamente, siempre ha
sido considerada contentiva de un extraordinario potencial por las reservas
probables y probadas de los recursos petroleros, la calidad de los mismos; los
incuantificables caudales de agua; las factibilidades para desarrollar sendos
planes sustentables de generación de energía eléctrica, programas
agroindustriales, mineros, maderero, piscícolas etc.
Por otra parte, a la extraordinaria ubicación
geoestratégica añádase su proyección
atlántica e interconexión con los países de Suramérica y con el resto del
mundo.
Todo lo
expuesto, de modo sucinto en el párrafo anterior, ha resultado apetecible, sin
recato, para muchos países y empresas que han preferido dejar a un costado
nuestros vínculos de amistad para unirse en enjambre y comparsa, con la
finalidad de menoscabar los recursos venezolanos en esa zona que se encuentra
en conflicto jurisdiccional por ante la Corte Internacional de Justicia.
Aunque luzca
un poco exagerada la siguiente conjetura; por cierto, repetida con insistencia
en muchos escenarios –-pareciera que condensa mucha verdad: “En el concierto de las relaciones internacionales,
los países no tienen amigos sino intereses”. Dicha expresión (casi que
axiomáticamente) ha cobrado plena vigencia en el presente pleito interestatal,
del cual me he venido ocupando – académicamente- desde hace casi cinco décadas.
Nuestros
Justos Títulos tienen la autoridad de ser inconcusos; vale decir, reforzados
con la certeza histórica-jurídica de su procedencia.
“Prior tempo, potior iure” (Primero en el
tiempo, superior en el derecho)
¿Cómo obtuvimos esos Justos títulos?. Mediante
una transparente y muy bien documentada y respaldada Cesión de Derechos de
España; que la contraparte no podrá y ni tendrá nunca con qué rebatir.
Hemos
sostenido que una vez trascendido esta difícil eventualidad de reclamo y
reivindicación. Digamos, una vez que
hayamos recuperado la extensión territorial que nos han desgajado con alevosía
y colusión de árbitros tramposos; procederemos, entonces, a colocar “las cosas”
atinentes a las transnacionales en su verdadera dimensión.
Por distintas
vías y de diversos modos se les ha avisado (para que caigan en cuenta
cautelarmente) a los representantes de las empresas transnacionales que han
venido recibiendo concesiones de explotación para esquilmar nuestros recursos
en la extensión territorial que reivindicamos y en su respectiva proyección
marítima, aún no delimitada.
Se les ha avisado que están incurriendo en
hechos irregulares con consecuencias sumamente graves.
También han
sido advertidos, a través de nuestra Cancillería, que tales permisos y
licitaciones serán revisados, analizados, restructurados; por cuanto, habrá una
nueva recomposición operacional en el área (y en la completa zona terrestre y
atlántica) que pronto será restituida a Venezuela; una vez que la Sala
Juzgadora examine, en justo derecho nuestras pruebas, y proceda a sentenciar a favor
de Venezuela.
Ya están
advertidas las transnacionales que las concesiones recibidas son nulas y
contrarias al derecho internacional.
Guyana ha
irrespetado el contenido esencial del Acuerdo de Ginebra, que limita (y
restringe) a las partes en la contención a atribuirse soberanía y/o explotar
unilateralmente los recursos que en ese espacio se encuentren; hasta que haya
una decisión sentencial de la Corte o una negociación directa, desde el punto
de vista diplomático, o a través de otro medio.
No
satisfechos con todo lo que han aprovechado hasta el presente en la Guayana
Esequiba, luce vergonzosa la actitud del gobierno guyanés de seguir otorgando
—recientemente-- permisos en bloques petroleros, ubicados en áreas marítimas
que nos pertenecen históricamente y que no están en el pleito. Una descarada
provocación.
Que sepan los
representantes de las corporaciones que siguen operando ilegalmente en la “zona
en reclamación” (nuestra Guayana Esequiba) y su correspondiente proyección
atlántica que no desistiremos de denunciar los hechos irregulares que están
cometiendo en connivencia con quienes le otorgan ilegítimamente esas
asignaciones.
Atendamos también, con absoluta prioridad, que el Acuerdo de Ginebra
firmado el 17 de febrero de 1966 ha sido siempre el único instrumento jurídico;
plenamente vigente, con vigor jurídico donde está viva la controversia y pone
en tela de juicio la supuesta “cosa
juzgada” que invoca la contraparte en la demanda que nos hizo el 29 de
marzo de 2018.
Guyana no ha tenido hasta la presente fecha cómo ni con qué soportar la
causa de su pretensión procesal.
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