Mujer: relato existencial de humanización
y valores.
Dr. Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
abrahamgom@gmail.com
A pesar de que la prehistoria no ha dejado escritura que explique los
orígenes y actividades realizadas por las mujeres en las primeras comunidades
humanas; hallazgos antropológicos, arqueológicos y etnológicos evidencian que
los procesos de socialización, estaban a cargo de las mujeres.
Eran grupos humanos estructurados a partir de una concepción familiar
matricentrada y matriarcal. La mujer influía y decidía todo: regía la
estructura social y ejercía el poder político, económico y religioso. Qué
acaeció, entonces?
Cuando las sociedades se hicieron sedentarias y dependientes de sus
cultivos, el varón se vio obligado a implicarse en la producción alimentaria, y
comenzó así el proceso de transformación que desposeyó a la mujer de su
ancestral poder y lo depositó en manos de los hombres
En bastantes partes del mundo se ha venido adelantando una especie de
“excavación en la historia”, un asunto casi de “arqueología social “, con el
fin de encontrar mujeres, de extraer sus palabras y sus obras. Para que ellas digan,
en la contemporaneidad, lo que intentaron decir y no pudieron. Para que sus
voces sean escuchadas.
Se impone hacer presentables sus obras, para rescatarlas de las
olvidadas fosas del tiempo. Es un trabajo apasionante, ejercido desde todos los
ámbitos posibles. Es una auténtica y palpitante genealogía solidaria,
impregnada de razón y emoción.
Sabemos muy poco de esas mujeres que nos precedieron, ni siquiera nos
suenan sus nombres, y sin embargo, queremos conocerlas para reconocerlas.
Estamos empeñados en recuperarlas, entablar hermosas dialógicas con ellas.
Necesitamos aprender de ellas el trozo histórico que construyeron para
nosotros.
Hay suficientes resabios todavía de una cultura androcentrista que
impone a la mujer los modos de ser, hacer y pensar; que terminan limitándola a
una constreñida trama, sin mayores posibilidades; de la que no obstante se ha
ido desanudando.
No hacemos inclusión de lo femenino en la sociedad, ni reivindicamos a
la mujer con sólo decir: muchachas y muchachos, ellas y ellos, todas y todos, portavoz
y portavoza, periodista y periodisto entre otras muchas babosadas.
Al pretender enarbolar falsas querencias hacia las mujeres se termina
por ofenderlas, ridiculizarlas o exponerlas al escarnio público.
Contribuyamos, junto a ellas, a la absoluta erradicación de la tal
falacia histórica e ideológica que pretende dar cuenta de la supuesta
inferioridad de la mujer. Desmitifiquemos los tejidos discursivos que persiguen
instalar en la mujer una especie de natural sometimiento.
La mujer hizo suyo los
principales factores conducentes a movilidad social, de superación meritoria,
de desenvolvimientos y actuaciones basados en talentos y probidad.
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