Guayana
Esequiba: nos haremos parte del juicio con reconvención y pedir restitución
Dr.
Abraham Gómez R.
Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua
Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV)
Asesor de la Comisión Especial de Defensa del Esequibo y la Soberanía
Territorial
Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba
En la
contención que sostenemos, desde hace más de un siglo, contra el imperio
inglés, primero; y luego con su causahabiente la República Cooperativa de
Guyana, las posibles alternativas de solución han derivado hacia aristas
escabrosas. Aunque complejas, a la vez interesantes que estamos enfrentando.
Como se sabe
y es del dominio público internacional, todo el reclamo devino en un litigio; a
partir de la interposición de acciones que hizo la excolonia británica contra
nosotros, el 29 de marzo del 2018.
El gobierno
guyanés, al enterarse de la
determinante decisión de Venezuela a hacerse parte del juicio ante la Corte Internacional
de Justicia, ha desatado un propagandismo exagerado e inusitado con “descomunal
ferocidad”, en varias vertientes: en Georgetown, con la utilización de la
televisión a diestra y siniestra contra nuestro país; haciéndonos pasar como
avaros en la reclamación, o imbéciles e ignorantes del Derecho Internacional
Público.
Otra burda estrategia ya la conocemos: vienen organizando
sistemáticas visitas a la Guayana Esequiba del presidente Irfaan Ali, de
ministros, miembros de las Fuerzas Armadas, empresarios, representantes de
todas las organizaciones políticas e iglesias.
Han
sistematizado una campaña de intimidación hacia las poblaciones ubicadas en la
Zona en Reclamación (que no acepten cedulación venezolana), precisamente en la
Guayana Esequiba que nos ha pertenecido históricamente.
Han firmado
pactos y demás convenios de entrenamientos y asesoría militar con algunos
gobiernos.
Han invitado
y recibido visitas de funcionarios de alto rango del Departamento de Estado de
los Estados Unidos.
Las
instrucciones – desde el gobierno central—para todos los organismos de la
administración pública centralizada y descentralizada, extensivas a las
empresas privadas – para todos con carácter obligatorio-- es colocar en sitios
visibles el mapa de Guyana, donde aparezca incluida para ellos la Guayan
Esequiba.
A todos los
anteriores, súmese este otro elemento a considerar, en su desatada estrategia: no
es casual, desprevenidas o ingenuas las destempladas declaraciones del señor
Robert Persaud, ministro guyanés de Relaciones Exteriores, quien ha tenido la
desfachatez de solicitar a las plataformas digitales Facebook, Google,
Instagram, Twitter que se abstengan de colocar en sus publicaciones la
extensión territorial en disputa, como perteneciente al mapa de la República
Bolivariana de Venezuela.
Inclusive nos
han acusado ante el nuevo dueño de Twitter, Elon Musk, de estar utilizando falsas
cartografías del área en controversia; por cuanto, según exponen los voceros
guyaneses tal espacio geográfico se encuentra bajo su domino y soberanía, y
dicen ser sus “propietarios”.
Añádase el
despropósito del señor Brian Nichols, Subsecretario de Estado para el
hemisferio occidental de los Estados Unidos, de pedirnos que aceptemos
–tentativamente- al inexistente (por nulo e írrito) Laudo Arbitral de París,
del 3 de octubre de 1899, hasta que la Sala Juzgadora de la ONU, dicte
sentencie al respecto. Tamaño injerencismo, para nosotros es inaceptable.
Analizadas
las cosas hasta aquí, no caben dudas; han estructurado todo un entramado:
político, diplomático, económico, comunicacional.
Y lo hacen
porque saben que jurídicamente, en estricto Derecho, no tienen nada que buscar.
Por lo visto,
han arreciado, en los dos últimos años. Se las están jugando completa; pero
queremos que sepan que nosotros también vamos con todo, con nuestro
incuestionable acervo probatorio.
Que lo tengan
claro, además, las (59) empresas transnacionales que han recibido concesiones
ilegales y fraudulentas para operar en una zona sometida a un arreglo judicial.
“Quien siembra en conuco ajeno…”
Estamos
observando y examinado –críticamente-- el despliegue inusitado en los canales
internacionales; también en los diarios de mayor circulación — los de mucha
credibilidad y prestigio y los más leídos en el mundo– la ilimitada propaganda
que el gobierno guyanés” ha cancelado”, con la finalidad de darse un barniz
favorable en torno al histórico caso del Esequibo. Tratan de diseñarse una matriz opinática
acomodaticia.
No hay
sorpresas para nadie, toda la detestable parafernalia mediática, que estamos
denunciando, recibe cuantioso financiamiento de las compañías, de distintas
procedencias; con lo cual pretenden
resguardar sus intereses en la exploración, explotación y
comercialización de los inmensos recursos de la Zona en controversia.
Debemos ser
enfáticos en pronunciar con insistencia ante el mundo: no le estamos quitando
las dos terceras partes del territorio de Guyana, como ellos “arguyen” en sus
vocinglerías por los medios de comunicación a nivel internacional.
Nuestra
nación ha sido la víctima, hace más de un siglo, del vil despojo perpetrado con
mala fe y añagaza jurídica.
Nosotros
tenemos enjundiosa documentación y respaldo cartográfico: pruebas constituidas
y constituyentes para demostrar que fue el Imperio Británico que nos usurpó y
despojó, mediante las trampas y demás tratativas políticas-diplomáticas urdidas
a finales del siglo XIX, de una séptima parte de la geografía venezolana;
incluso tenían la aviesa intención de arrebatarnos hasta el Delta del Orinoco y
una considerable parte del estado Bolívar.
Lo que hemos
descrito, de manera somera, es lo que vergonzosamente ha emprendido Guyana; que
pensó que el mandado estaba hecho; que nos quedaríamos de brazos cruzados y
bocas silentes.
Considerando
lo antes planteado y frente a tales desmanes: ¿Qué debemos hacer nosotros para
defendernos y atacar; para que se conozcan nuestras verdades sobre este asunto
litigioso?
Primeramente,
comparecer el próximo 17 de noviembre a la Corte, para consignar nuestros
alegatos sobre la Excepción Preliminar, que introdujimos el 07 de junio pasado.
Esperar la contestación de la contraparte y la sentencia de la citada Entidad
Juzgadora sobre esa cuestión incidental.
Conforme a la
decisión de la Corte –sin perder
tiempo—debemos declararnos y dedicarnos
a trabajar tiempo completo ( en la conformada comisión multidisciplinaria) en la discusión,
análisis, investigaciones documentales,
formular la narrativa de los hechos fundamentales; compendiar las alegaciones
de derecho; hacer las precisas consultas
públicas y privadas; en fin, todo cuanto haya que diligenciar para elaborar el
Memorial de Contestación de la demanda, que deberíamos consignar en la Corte, – si así lo autoriza
el Jefe de Estado—para el día 08 de marzo del 2023.
Si la Corte
no admite la demanda de Guyana, nos corresponde fijar otras estrategias, que
informaremos en su debida oportunidad.
De ser
factible la opción de demanda, en el Memorial de contestación ratificaremos el
contenido del artículo primero, del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de
1966, que ellos aceptaron (sin presiones ): el Laudo es nulo de e írrito; por
tanto, sobre ese abominable documento no hay nada que discutir, no es oponible
a nada; porque ha resultado insubsanable, históricamente, de nulidad absoluta –ipso jure—. Inexistente y en esa condición arrastró
la supuesta causa de pedir de la contraparte. No hay causa.
Como nuestra
segunda estrategia –para poner las cosas en claro–, en simultáneo con la
consignación de la Contestación, nos encontraríamos en la precisa y mejor
ocasión para estructurar una contrademanda o Interponer acciones de
Reconvención, por todo el daño que Guyana ha venido perpetrando a Venezuela.
La delegación
venezolana que comparecería ante la Corte, en la fecha arriba señalada, tiene pleno
derecho, en nombre de nuestro Estado para incoar una demanda o instaurar un
juicio en paralelo contra quien nos ha demandado. Todo, relacionadamente, en el
mismo proceso.
Siendo de
esta manera, entonces, el Jurado sentenciador –conforme en pleno y justo
derecho– debe admitir la solicitud reconvencional; porque existirá absoluta
conexidad entre nuestras pretensiones (la restitución) en nueva litis
reconvencional y las que ya han sido identificadas objeto de la demanda
principal, introducida y ratificada por la contraparte.
El jurado
sentenciador de la Corte Internacional de Justicia, que tramita en juicio el
fondo de la controversia, pasará a conocer también – por economía
procesal—nuestra causa petendi en reconvención, que es –como queda dicho-- la
restitución in integrum de la extensión territorial que nos la arrebataron y
desde entonces ha sido usurpada.
Nuestra solicitud
de restitución constituye una petición procesal legítima e irrebatible; cuya
finalidad procura concluir mediante una Resolución coherente y satisfactoria,
donde se haga justicia a nuestro país
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